En este blog se hablará de basket y otros deportes, aunque, seguramente, predominará el basket
domingo, 11 de marzo de 2012
Lo que la vida nos ha enseñado hoy...
" Muéstrame un obrero con grandes sueños y en él encontrarás un hombre que puede cambiar la historia. Muéstrame un hombre sin sueños, y en él hallarás a un simple obrero." James Cash Penny (1875-1971)
Lo sueños, esa cosa que todos tenemos y que muchas deseamos que se cumplan, por imposibles que parezcan.
Pero hay un lugar donde los sueños se hacen realidad, por muy difícil que sea cumplirlos.
Este lugar es Salamanca, una preciosa ciudad donde yo nací y donde he crecido a la par que el equipo de baloncesto que la representa: el Avenida. Ese equipo histórico ya, conocido por todos, que hace un año se convertía en un equipo de leyenda, leyenda que se sigue alargando cada día que pasa...
Y este equipo hoy, 11 de marzo de 2012, nos ha enseñado una valiosa lección sobre los sueños.
Este equipo, compuesto por unas humildes luchadoras al servicio de su humilde afición, ha cosechado otro éxito más, un título más: la Copa de La Reina. Y eso que parecía imposible de conseguir, que el Ciudad Ros Casares Valencia parecía imbatible. Pero queridos seguidores, imposible en la vida no hay nada. El Avenida ha vuelto a dar una exhibición de garra lucha y coraje, y, como siempre, desde una humildad envidiable. El Avenida llegaba como tapado, herido por la eliminación europea. Pero los animales heridos son los más peligrosos...
Porque el Avenida llegaba aquí muy motivado, alentado por su afición, incansable afición. El Avenida llegaba aquí con una gran mentalidad, dando fe de que el "sí se puede" en este club es una declaración de intenciones. El Avenida llegaba dispuesto a darlo todo, sabiendo que no hay nada imposible. Ganarían la Copa o morirían en el intento.
Y ya que habían llegado hasta aquí, iban a llegar hasta el final. Y así fue. Después de dejarnos la voz durante los espectaculares cuarenta minutos de partido. Después de tanto animar, tanto sufrir, tanto gritar... después de todo esto, llegó la alegría, la emoción, la satisfacción por la victoria, por el título conseguido, por el premio al trabajo bien hecho, por la recompensa al coraje y la humildad...
Ver como todos alzamos las manos al mismo compás que Isa Sánchez levantaba una nueva copa, como Marta Fernández lloraba sobre la pista, como todas se fundían en un abrazo... Tal vez en ese momento nadie podía asimilar lo que se acaba de hacer, y tal vez tardemos en comprenderlo. Pero lo que sí entendimos todos es que aquello era algo muy grande, algo digno de este club, que una vez encontrado su sitio en la historia del basket, sigue escribiendo en letras doradas su camino por este deporte.
Comprender la emoción de Isa Sánchez al conseguir, al fin, su ansiad Copa de La Reina; saber que sentía Marta Xargay al cumplir un sueño que tenía "desde pequeña" y otras muchas historias más forman la grandeza de este éxito.
Lo que la vida nos ha enseñado hoy es que "creer es poder", que cualquier objetivo es posible, que todo lo que sueñes se puede cumplir si luchas por ello, si te entregas a ello con toda tu alma y todo tu corazón; que no hay nada imposible, que no existen barreras imbatibles, que todo trabajo bien hecho tiene su fruto... Esto es lo que nos ha enseñado hoy la vida.
Y ahora el Avenida, con todo esto bien aprendido, volverá a Salamanca con su nuevo éxito; esa Copa bañada en las lágrimas de moción de las jugadoras y conseguida con el esfuerzo de todos los que forman este humilde club, esta humilde familia de perfumeros.
Y aquí quiero poner fin a estas líneas escritas por un humilde servidor, antes de ponerme a llorar por la emoción y el orgullo que hace seguir a este equipo, esta gente, esta ciudad y esta afición. Después de todo esto solo queda un sentimiento que transmitir: la gratitud. La gracias a todos los que han hecho esto posible, a todos los que han portado su granito de arena para que esta ciudad se siente orgullosa de este equipo. ¡Gracias Avenida, gracias campeón!
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